martes, 6 de enero de 2009

El verano no es para todos...

Hola Fisgón,

Ahora que el sol ha vuelto a aparecer resplandeciente en estos días de verano y la ola de calor sofoca a todo peatón que se escuda en la sombra cual beduino en un oasis del desierto, la mayoría de limeños ha mandado al cruel destierro a toda prenda abrigadora de invierno para dar paso a aquellos memorables trapos que delinean las bamboleantes carnes de nuestro acalorados conciudadanos para bien o para mal de este curioso fisgón.

Sin embargo existen algunos emblemáticos representantes de nuestra variopinta ciudad que no se amoldan adecuadamente a esta elevación, en grados centígrados, de la temperatura. Existen aun algunos curiosos sujetos que yendo en contra de toda ley natural, persisten en achicharrarse bajo los indomables rayos de poder de nuestro ancestral dios Wiracocha vistiendo incólumes, ropas fuera de temporada no apta para la estación.

Me causa una escaldadura emocional severa ver a los Metaleros enfrentar el amarillo y caluroso verano enfundando sus representativos trajes negros mientras baten desesperados sus melenas de león africano que niega el acceso de ventilación a sus sudados cuellos. Ilógicamente es una completa afrenta al metal tan solo pensar en usar pantalones cortos, bibidis y/o sayonaras playeras por lo que vagan por la ciudad goteando y sufriendo del húmedo castigo al que sus glándulas sudoríparas los enfrenta. El caso de los emos es casi el mismo con la diferencia que ellos viven en constante sufrimiento. Asumo por eso que el verano les deberá caer de perillas permitiéndoles sufrir por un motivo adicional.

Otro afectado por el ardiente y asfixiante bochorno generalizado que trae el verano es el pobre empleado de oficina pues, sin importar que la temperatura este a más de 40 grados, deberá portar impecable, inmaculada e impolutamente su uniforme de trabajo que incluye camisa de cuello, corbata y saco. Estos pingüinos de verano deberán hacer peripecia y media para no sudar, sin importar que sea una reacción absolutamente natural del organismo, pues parece que los empleadores no están interesados en las reacciones corporales de sus empleados sobre todo cuando ellos si tienen aire acondicionado en sus oficinas.

Y no podía dejar de mencionar a nuestros policías y guardias de seguridad. Estos valientes paladines de la justicia deben arriesgar sus vidas a diario para defendernos de los pillos, bandidos y malhechores que merodean por nuestra ciudad, mientras sudan el mismo uniforme que para su mala suerte siempre es de invierno. Lamentablemente un guardia o policía en pantalón corto inspira menos respeto que el cabeza de pichula de canal 11 y es por eso que tienen que soportar temperaturas extremas sin chistar.

La próxima vez que me cruce con cualquiera de los descritos anteriormente, le invito una raspadilla…. Ya lo saben

El Fisgón.

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